Tiempos de trance y de tranza recorren la estepa gris de las esquinas. La gente, indiferente, cabalga segura sobre una ola enorme y vacia. La ùltima acciòn posible es la que define la propia percepciòn, un cordòn de oro invisible nos conecta: baile ilegal en los pasillos del jusgado; breakdance en la iglesia.
Si hubiera de besarte aquì lo llamarìan un acto de terrorismo, asì que abrazemos ahora todo lo que no se crea justo, razonable o verdadero.
Nuestra condiciòn nos empuja a la transigencia, desde donde despertaremos al mundo como cohetes que explotan con el olr del haschisch y el tolueno: esa serà nuestra polìtica, polimorfa como las nubes pero urgente como el azul del cielo.
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